Cada estación tiene sus particularidades y
el verano no es la excepción: temperaturas elevadas, contacto continuo con el
agua y la humedad, mayor tiempo al aire libre o cambios de hábitos
alimenticios, son algunas de las características de esta época del año que
pueden contribuir a la aparición de las enfermedades “veraniegas”. Por suerte,
la mayoría de estas patologías pueden prevenirse y tratarse con facilidad:
Deshidratación
Las temperaturas elevadas provocan que el
organismo pierda mucha agua (a través del sudor, la micción o incluso las
heces), predisponiéndolo a deshidratarse. Los principales grupos de riesgo son
las personas mayores y los niños pequeños, aunque también se asocia mucho a la
práctica de ejercicio durante las horas de mayor radiación solar (entre las 10
y las 16 horas).
La mejor manera de prevenirla es
restituyendo los líquidos perdidos (aproximadamente 2 litros diarios) de forma
continua, incluso cuando no se tiene sed.
Gastroenteritis
Esta enfermedad está ligada a enfermedades
diarreicas que pueden transmitirse a través de la contaminación del agua, los
alimentos o las manos de las personas. También se la relaciona con la pérdida
de la cadena de frío necesaria para la conservación de los alimentos y el mayor
consumo de alimentos crudos, que no siempre reciben una limpieza o cocción
adecuadas. A esto puede sumarse la ingesta de alimentos nuevos, regionales o
incluso exóticos, desconocidos por el sistema inmune, durante las vacaciones.
Para prevenirla es imprescindible lavarse
bien las manos antes y después de manipular alimentos, y mantenerlos en la
heladera, a buen recaudo de insectos o animales de compañía, que pueden ser
focos de gérmenes.
Pie
de atleta
Esta enfermedad se caracteriza por la
inflamación de la piel de los pies. Suele provocar picazón y se produce como
resultado del contacto con el suelo mojado de las piscinas, duchas o baños
públicos.
La mejor manera de prevenirla es utilizando
ojotas en aquellos lugares donde es más frecuente el contagio. Además, se
recomienda secarse bien los pies después de bañarse, ya que los hongos
proliferan en ambientes húmedos.
Conjuntivitis
Se trata de una enfermedad de los ojos provocada por virus o bacterias. Sus síntomas característicos son picazón e irritación que suele extenderse durante una semana como máximo. Al tratarse de una patología muy contagiosa, requiere de atención médica inmediata y medidas de aislamiento para evitar que se propague a otras personas.
Otitis
La otitis se produce cuando la acumulación de agua en el oído después de haber nadado propicia el crecimiento de determinadas bacterias que causan una infección en el conducto auditivo externo. Esto suele provocar un dolor de oído agudo y constante.
Para prevenir la aparición de esta infección se recomienda el uso de tapones para los oídos al nadar, especialmente en niños pequeños. También es importante secar bien la zona al salir del agua.